(...) jamás he sentido interés por ningún tema que no sean los que he tratado durante toda mi carrera: Dios, sexo y muerte. ¿Hay algo más grande y más interesante que eso? Lo dudo. La ventaja que tiene ser tan pomposo y arrogante al pensar que puedes enfrentarte a estos asuntos es que son tan enormes que jamás los acabas. Siempre hay motivos para retornar a ellos. Soy como ese perro atado a... No, espera... Eso era de Beckett, pero no era así. Soy el perro que vuelve a su vómito. Mierda, esta es de Oscar Wilde. ¿Fumas? (...) Ya está: el hábito es el lastre que encadena el perro a su propio vómito. Esa es la de Beckett. Sigamos.

Nick Cave*

Mel Gussow, ese visionario

No se dónde etiquetar ésto. Mel no tiene bastante con un alarde capilar que haría corroerse de envídia a Tommy Seebach. No tiene bastante con una corbata que convertiría The Sartorialist en un ERROR 404. No tiene bastante.

Elizabeth Taylor se ha muerto.
Ayer.
En el New York Times se puede leer

un obituario perfecto.

Firmado por Mel.

Mel se murió hace seis años,
y Elizabeth ayer.
Así era Mel.

Mel fue un bigote y una corbata, pero no, no sólo fue un esteta; por encima de todo, Mel fue un visionario, eso es un Ídolo.

No hay comentarios:

Publicar un comentario