(...) jamás he sentido interés por ningún tema que no sean los que he tratado durante toda mi carrera: Dios, sexo y muerte. ¿Hay algo más grande y más interesante que eso? Lo dudo. La ventaja que tiene ser tan pomposo y arrogante al pensar que puedes enfrentarte a estos asuntos es que son tan enormes que jamás los acabas. Siempre hay motivos para retornar a ellos. Soy como ese perro atado a... No, espera... Eso era de Beckett, pero no era así. Soy el perro que vuelve a su vómito. Mierda, esta es de Oscar Wilde. ¿Fumas? (...) Ya está: el hábito es el lastre que encadena el perro a su propio vómito. Esa es la de Beckett. Sigamos.

Nick Cave*

La barbería como arrogancia

Ya hablamos hace una temporadita de la prohibición de la tauromaquia por el gobierno catalán y la aparición en prensa de dos patillas superlativas. Bueno, pues ayer los taurómacos se manifestaron en Cataluña, y allí estaban las otras dos patillas que llevábamos meses buscando una excusa para mostrar; ínclitas, altivas, hora levísimamente elípticas, hora perfectamente ortogonales, algo onduladas y hasta ensortijadas, el tipo de virtuosismo de la barbería que da sentido a nuestra sección dedicada a los alardes capilares: Las patillas de Morante de la Puebla.

Juan Pelegrín. Madrid 2009
Hell yeah!!. No te fíes sólo de Geronimo, revisa fotografías.
(El hilo del acertijo tenía razón, debe ser algo del genoma.)

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