(...) jamás he sentido interés por ningún tema que no sean los que he tratado durante toda mi carrera: Dios, sexo y muerte. ¿Hay algo más grande y más interesante que eso? Lo dudo. La ventaja que tiene ser tan pomposo y arrogante al pensar que puedes enfrentarte a estos asuntos es que son tan enormes que jamás los acabas. Siempre hay motivos para retornar a ellos. Soy como ese perro atado a... No, espera... Eso era de Beckett, pero no era así. Soy el perro que vuelve a su vómito. Mierda, esta es de Oscar Wilde. ¿Fumas? (...) Ya está: el hábito es el lastre que encadena el perro a su propio vómito. Esa es la de Beckett. Sigamos.

Nick Cave*

Ídolos del Siglo XX - Núm. VII - Kurt Gödel

Hace unas semanas leíamos en la prensa las quejas de varios inmigrantes sobre la forma que tenía un determinado juez de evaluar el grado de “españolismo” de los inmigrantes aspirantes a obtener la nacionalidad española. Dicho método se basaba en preguntas del tipo "¿Qué pasó en España en el siglo VIII?" o "Diga un escritor español nacido en 1866".

Sin entrar en el grado de dificultad de dichas preguntas, veremos cómo el hecho de no conocer a fondo la historia de un país puede ser un handicap a la hora de conseguir la nacionalidad tanto como un excesivo conocimiento de su idiosincrasia.

Kurt Gödel nace en 1906 en el Imperio Austrohúngaro. Lógico, matemático y filósofo. En 1931, a la edad de 25 años, pone contra las cuerdas a la comunidad científica con su enunciado del Teorema de Incompletitud (en el cual no entraremos ya que consideramos que se corresponde con conocimientos previos necesarios para la lectura de este humilde blog), poniendo en entredicho los cimientos de las matemáticas hasta el día de hoy.

Tras varios años de residencia en los Estados Unidos, Gödel se decide a obtener la nacionalidad del país de las libertades. Para ello cuenta con el apadrinamiento de Albert Einstein y Oskar Morgenstern. Ambos padrinos no mostraron pocas veces su preocupación ante las peculiares ideas de Gödel. Este último, estaba profundamente convencido, tras un exhaustivo estudio de la Constitución de los Estados Unidos, de la existencia de una laguna en la Carta Magna que le permitía establecer una dictadura dentro del margen constitucional. Evidentemente, esto no es lo que un juez estado unidense desea escuchar de boca de un futuro compatriota.

En el momento de la entrevista previa a la concesión de la nacionalidad, el juez hizo alusión a la hasta ahora nacionalidad alemana de Gödel, a lo que él interpoló que era austríaco. No obstante, el juez siguió en su alocución refiriéndose a la dictadura sufrida por su país (el de Gödel) en el pasado, algo, que según el magistrado nunca podría pasar en los Estados Unidos de América. Esto puso en efervescencia las neuronas del matemático y le hizo espetar al juez: ‘¡Todo lo contrario!, ¡yo sé cómo puede suceder eso, puedo probarlo!’. Einstein y Morgenstern, no sin problemas, tuvieron que emplearse a fondo para contenerle y convencerle de que no siguiese en su razonamiento, a fin de conseguir la nacionalidad estado unidense.


Fuente: El curioso mundo de las matemáticas, David Wells

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